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Anemia

05/03/2013 13:40 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Anemia es un articulo de: Su Hijo

Se la define como una disminución de los glóbulos rojos; no constituye por sí misma una enfermedad, sino que es más bien un síntoma, una manifestación, que puede tener como causa diversas dolencias.

"Doctor: mi hijo come poco y lo veo pálido; ¿no estará anémico?". Esta pregunta se escucha con frecuencia en un consultorio pediátrico. El médico podrá responder a ello basándose en el examen clínico del niño y, si fuera necesario, en los resultados de un análisis de sangre (hemograma).

Ahora bien, ¿qué es una anemia? Designamos con este término a un estado del organismo caracterizado por disminución, de grado variable, de la cantidad normal de glóbulos rojos (hematíes o eritrocitos) y/o de la hemoglobina que éstos contienen. Una persona puede estar anémica a pesar de tener un recuento normal de glóbulos rojos, si es que éstos son deficientes en su hemoglobina, ya sea en cantidad o en calidad.

La Hemoglobina es el resultado de la unión de un imagepigmento llamado hem y una proteína llamada globina. El hem es el pigmento que confiere el color rojo a los hematíes y contiene hierro. Su función primordial consiste en transportar oxígeno y ponerlo a disposición de las células del organismo por medio de la circulación sanguínea; la combinación de la hemoglobina con el oxígeno constituye la oxihemoglobina.

El componente proteico de la hemoglobina, la globina, se forma a partir de aminoácidos provenientes de proteínas metabolizadas por el organismo, por lo que hace falta un adecuado suministro de proteínas para una correcta síntesis de hemoglobina.

La anemia no es una enfermedad sino un síntoma, por lo que, ante una presunta anemia, el médico deberá establecer si el paciente realmente está anémico y, en ese caso, qué gravedad reviste esta alteración y la causa que la produce. Cabe destacar que, salvo casos muy acentuados, el diagnóstico de anemia basado en la coloración de la piel y de las mucosas es incierto.

La gravedad de la anemia está directamente relacionada con la rapidez con que se instala. Una hemorragia severa pone rápidamente en peligro al paciente por el "shock" que ocasiona, mientras que cuando la anemia se establece progresivamente permite desarrollar mecanismos de compensación y puede ser bien tolerada.

Las anemias en la infancia pueden obedecer a dos grupos de causas; en un primer grupo figuran las anemias por disminución de la producción de hematíes y/o hemoglobina, que pueden ser nutricionales o aplásicas (trastornos específicos de los "sitios" de producción de glóbulos rojos). El segundo grupo lo constituyen las anemias por aumento de la eliminación de hematíes y hemoglobina, ya sean hemorrágicas o hemolíticas (destrucción de los hematíes).

Anemias nutricionales

Anemias nutricionales son todas aquellas que se originan por la deficiencia de uno o más factores nutricionales esenciales. Esto abarca las deficiencias de hierro, de ácido fólico y de vitamina B12.

La anemia por deficiencia de hierro es la más frecuente en la edad pediátrica, en todo el mundo. Afecta a la población infantil en un 20 a un 40%. Esta considerable variación es consecuencia de diversos factores, como el grupo socioeconómico, y el aporte medicinal de hierro en la dieta. Su incidencia es mayor entre los 6 y los 24 meses de edad y afecta a ambos sexos por igual.

Otra etapa de presentación habitual de esta anemia es la adolescencia; en las mujeres, porque pierden hierro durante las menstruaciones, y en los varones, porque su crecimiento corporal hace que su hemoglobina se incremente, para lo cual aumentan sus requerimientos de hierro.

Un niño puede desarrollar una anemia por déficit de hierro, en sus primeros años de vida. Un recién nacido de término (38 a 42 semanas de edad gestacional) tiene 75 mg de hierro por kg de peso, la mayor parte del cual está contenido en la hemoglobina. Por lo tanto, cualquier causa que disminuya la masa hemoglobínica inicial (prematurez, bajo peso al nacer, embarazos múltiples, hemorragias prenatales ocultas, hemorragias durante el parto) puede ser el origen de una anemia en los meses siguientes.

Asimismo, las deficiencias dietéticas (dieta exclusivamente láctea, por tiempo prolongado), las alteraciones de la absorción intestinal (diarreas crónicas, malformaciones gastrointestinales) o el crecimiento excesivo (lactantes con alto índice de crecimiento) son circunstancias que pueden conducir a una deficiencia de hierro significativa. Esta deficiencia se desarrolla de manera lenta y gradual, por lo que sus manifestaciones clínicas no son demasiado llamativas. Habitualmente se reducen a palidez de la piel y de las mucosas, decaimiento, irritabilidad y pérdida del apetito. El hemograma muestra una disminución característica de la hemoglobina, los hematíes disminuyen ligeramente en número y son más pequeños y de coloración más leve que los hematíes normales.

Tratamiento

El tratamiento de esta deficiencia es fundamentalmente preventivo; es decir que se tiende a reconocer y corregir las causas capaces de originarla. Sin embargo, cuando la anemia ya está instalada se administra hierro por vía bucal y, en casos muy limitados, por vía intramuscular.

Todo niño nacido en condiciones normales debe recibir 1 mg de hierro por kg de peso, a través de su dieta, diariamente, a partir de 3º o 4º mes de vida. Esto se consigue administrando una dieta que no sea exclusivamente láctea, agregando, por ejemplo, cereales enriquecidos.

Los niños nacidos con una masa hemoglobínica inicial disminuida por las causas mencionadas deben recibir 2 mg de hierro por kg de peso, por día, lo que sólo se consigue administrando hierro medicinal, a partir del 2º mes de vida. Las carnes, las frutas, los vegetales, (verdes y amarillos), la yema de huevo y los cereales enriquecidos son buenos proveedores de hierro; por lo tanto, deben incorporarse gradualmente a la dieta infantil.

La anemia por deficiencia de ácido fólico también llamada anemia megaloblástica infantil ocupa el segundo lugar entre las anemias nutricionales, por su importancia y su frecuencia. Afecta especialmente a los niños, en los primeros 12 meses de vida. Durante el primer semestre, su presencia se debe a factores infecciosos que agotan las limitadas reservas de ácido fólico, mientras que, en el segundo semestre, las deficiencias dietéticas son la causa más relevante.

El ácido fólico se encuentra en la mayoría de los alimentos vegetales y animales (hígado, carnes, vegetales frescos, cereales), pero como se altera rápidamente por acción del calor y es soluble en agua, los tiempos de cocción muy prolongados y el uso de excesiva cantidad de agua disminuirán considerablemente el contenido de este elemento.

Clínicamente, se presenta en forma lenta y progresiva, con mal estado general, detención del peso corporal, palidez de piel y mucosas e infecciones frecuentes. En el hemograma se encuentra una marcada disminución de la hemoglobina y de los hematíes, que son más grandes que los normales.

Fuente: Dr. Víctor Maro | Médico del Servicio de Hematología del Hospital de Niños


Sobre esta noticia

Autor:
Mauricio P (665 noticias)
Fuente:
suhijo.com
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Tipo:
Reportaje
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