A través de la red se difundió la información de un cargador que podía hackear al iPhone solo con conectarlo al momento de realizar el proceso de recarga.

Frente a esta vulnerabilidad, tres expertos en seguridad informática descubrieron el agujero que permitía tal acción y lo solucionaron, demostrando cómo hacerlo en la conferencia Black Hat.

Apple recibió la información y procedió a incluir esta correción en la última beta de su sistema operativo iOS 7.

El cargador en cuestión era uno fabricado con un diminuto ordenador en el interior corriendo Linux, programado para atacar dispositivos basados en iOS como el iPhone, iPod y iPad. Tras vulnerar el equipo, permitía que los cibercriminales accedan de forma remota a los datos personales del usuario.