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Costa Rica: La odisea empresarial

06/04/2011 11:10 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Una compleja y costosa red de trámites coloca al país entre los peores para hacer negocios y las pequeñas empresas son las más perjudicadas

No es un invento, no es una exageración; convertirse en empresario en Costa Rica es una verdadera odisea. El propio Banco Mundial en su “Índice de facilidad de hacer negocios”, coloca al país en la posición 125 de 183. Pero, ¿qué se está haciendo mal?, y más importante aún, ¿se está trabajando en reformas prácticas para cambiar esta situación tan perjudicial para el desarrollo humano y económico del país? Para retratar esta realidad y todas sus implicaciones de una manera más clara, parece conveniente recurrir a un emprendedor hipotético, al que llamaremos Juan López.

Supongamos que López cuenta con un lote, el cual quiere destinar a una iniciativa empresarial: hacer un estanque para la cría de truchas, con objetivo de comercializarlas. Primero que nada, López acude a un abogado para constituir formalmente su empresa, y establecer una Sociedad Anónima (S.A.). Esta, en aproximadamente un semana, queda inscrita, y en el procedimiento nuestro personaje desembolsó cerca de ₡ 200.000.

Seguidamente, Juan debe inscribirse en Tributación Directa, procedimiento que normalmente queda listo en el mismo día, cuando logra ser atendido. En la vida real, lo cierto es que deberá emplear unos dos o tres días yendo a esta institución, para certificar los libros contables, en los cuales invirtió cerca de ₡ 10.000.

Para contar con ciertos beneficios, Juan se registra ante el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC), lo cual lo lleva a tener la calificación Pyme (Pequeña y Mediana Empresa), que, por lo menos en teoría, debería ayudarlo a acceder al sistema crediticio más fác ilmente. En todo ca

so, por lo menos recibirá asesoría de la Dirección General de Apoyo a la Pequeña y Mediana Empresa (Digepyme) en la elaboración de un plan de negocios.

Posteriormente, López se dirige a la municipalidad correspondiente al cantón donde se encuentra su lote y realiza los trámites necesarios, que varían entre regiones. A continuación, sigue un viaje al Ministerio de Salud, donde debe solicitar un permiso de funcionamiento, presentando un formulario y una declaración jurada. Además, debido a la naturaleza de su negocio, Juan deberá hacer el trámite de Registro Sanitario, el cual, en su caso, costaría unos $50, el equivalente a aproximadamente ₡ 25.000, y el permiso estaría listo en aproximadamente un mes, pero aún condicionado.

Así es, aquí no se terminan las vueltas. La cría de peces en estanques con fines comerciales está regulada por la Ley de Aguas, y consecuentemente por el Ministerio de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones (Minaet). Esto obligaría a López a ir a la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) y solicitar un Estudio de Impacto de Ambiental, que le costaría unos $1.500 (alrededor de ₡ 750.000), y que podría tardar hasta dos años para certificar su proyecto.

Ahora, después de casi dos meses de trámites, Juan López se da cuenta de que ha gastado casi un millón de colones, no ha podido generar ganancias, y por un buen período de tiempo deberá desempeñar otra actividad para mantenerse. Todo esto, suponiendo que en un primer lugar contó con los recursos para la realización de su iniciativa, pues un la obtención de un crédito que financie el total del costo de un proyecto es casi imposible de obtener.

Desde luego, este es un caso extremo, pero más o menos así de frustrante es iniciar cualquier negocio que no sea de simple prestación de servicios, en Costa Rica. Volviendo a la duda inicial, ¿qué está sucediendo? Julio Rojas, jefe del Departamento de Desarrollo Productivo empresarial de la Digepyme, afirma que existe un problema, sin embargo, está en desacuerdo con la calificación del Banco Mundial.

“‘Papá Gobierno’ no puede dar todo”

Las oficinas centrales de la Digepyme se encuentran en el segundo piso del edifico del Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (IFAM), sede del MEIC. Allí me atendió Rojas, con motivo de aclarar el panorama presente y futuro de la pequeña empresa costarricense.

Digepyme funciona como una agencia de contacto con diferentes organismos nacionales, como universidades, bancos, cámaras, que forman parte de la Red de Apoyo Pyme. La institución se encarga de analizar qué necesita la empresa que se inscribe ante ellos y la dirige hacia el ente que más le convenga. “Nosotros articulamos”, enfatizó Rojas en varias ocasiones.

Para dejarlo más claro, Rojas da el ejemplo de unas productoras de mermelada de Pérez Zeledón. “Estas señoras estaban produciendo mermelada, de una calidad excelente, y tenían problemas de comercialización porque no tenían un empaque, no tenían código de barras; entonces se les hizo un diagnóstico.”

“Lo que hacemos es articular con diferentes instituciones que les puedan brindar el apoyo.”, continuó Rojas. “En el caso, era el INA. Entonces se articuló con el INA, para efectos de que les diera una preparación a las señoras en función de la imagen que debían presentar en el diseño de su etiqueta, en el código de barras, toda esa cuestión. Después de haber hecho todo, ya pudieron entrar a los supermercados y pudieron empezar a vender.”

Pero, ¿y el dinero? A pesar de que Rojas afirma que ellos articulan con instituciones financieras como el Banco de Costa Rica (BCR), el Banco Nacional (BNCR) y el Banco Popular (BPDC), Ronny Flores, Ejecutivo Comercial del BCR en Cartago fue claro en la política de créditos empresariales de su empresa: “Esto es como una parrillada. El emprendedor pone la carne y el carbón para empezar la fiesta, nosotros llegamos como a la mitad y ponemos un poco más de carne.”

Según el Informe del Estado de la Nación, el crédito sigue siendo un gran obstáculo para las pymes. El informe muestra que, a pesar de que estas empresas son el 98% del parque empresarial costarricense, perciben menos del 16% del crédito total del sistema financiero. Entre los motivos que sugiere, es la falta de garantías de pago, que hacen poco atractivo ofrecer fácilmente este tipo de préstamos.

Evidentemente, ningún emprendedor puede soñar con obtener mediante crédito la totalidad del dinero que se necesita para poner en práctica su iniciativa, por más viable que sea su plan de negocios. Según Rojas, se puede recurrir al IMAS o al “capital semilla” que la Digepyme trata de mantener. Pero también, advirtió lo estricto de los perfiles para acceder a estos fondos.

“Le voy a contar un caso.”, dice, a manera de justificación de lo que acababa de tirar sobre la mesa. “Una señora en San Carlos, llegó y resulta que ella iba a ser costurera, entonces llevó un curso en el INA, y fue al IMAS, donde le regalaron dos máquinas de coser, y con esas dos máquinas se montó su tallercito.”

"Los trámites son absolutamente tediosos"

“Pero entonces, se vino para San José y pidió otras dos máquinas de coser en la sede del IMAS de acá, y se las dieron.”, prosiguió Rojas. “Se montó otro taller en San José. ¿Qué era lo que estaba haciendo ella? Estaba haciendo oficinas de costura, con dos máquinas. Una en San Carlos, dejaba la gente ahí y la vendía, llegaba a San José y se la vendía a otra persona, y tenía pensado seguir haciendo lo mismo. El negocio de ella se convirtió en empezar a vender empresas, por decirlo así, pero con recursos que el Estado le dio, donde ella no había hecho ninguna inversión.”

“Lo que tenemos que hacer es que las personas que emprendan algo, que sea realmente efectivo, que la persona se comprometa, que brinde también parte de su capital a la hora de empezar a desarrollar esa empresa y que se capacite y panifique adecuadamente para desarrollarla.”, concluyó.

¿Ambiente vs. Desarrollo?

Puede que de verdad las personas no valoren aquello que no ha sido producto de su esfuerzo, pero eso no justifica el exceso de trámites y trabas que posicionan al país entre los peores del mundo, en lo que se refiere a la facilidad de hacer negocios.

No obstante, Julio Rojas opina que la calificación que le da el Banco Mundial a Costa Rica no toma en cuenta todos los factores, y se enfoca en lo puntos en los que el país está peor, sin reconocer avances que ha hecho en otros aspectos referentes también a la dinámica de la economía.

“El Banco Mundial lo que hace es analizar esos procesos y pone los más largos, no los más pequeños, por ejemplo, una certificación pyme puede durar 40 minutos, pero eso no lo ve a la hora de poner ese índice. Ve si hay un plazo extenso, en el sentido de un estudio ambiental.”, afirmó Rojas.

“Hay que disminuir esos trámites en el Setena, el problema es la Ley de Aguas. Nosotros tenemos trámites importantes que lo que vienen a hacer es proteger el ambiente costarricense.”, agregó. Pero, de ser así, otros países considerados “verdes” o ecológicos también deberían tener problemas en la facilidad para hacer negocios, y no es así.

De acuerdo con el “Índice de Desempeño Ambiental” de la Universidad de Yale, Costa Rica es el tercer mejor país del mundo en protección de la naturaleza, sólo superado por Islandia y Suiza; países que, al parecer no tienen las mismas trabas de tramitología a la hora de iniciar una empresa. Islandia está en la posición número 15 del mundo, según el “Índice de facilidad de hacer negocios”, y Suiza, en el número 27.

Esto demuestra que es posible ser un país ecológico y empresarialmente eficiente al mismo tiempo. La opinión de la abogada Vanessa Chacón, quien trabaja de cerca con el tema pyme, va en la misma dirección. Ella cree que los estudios y trabas ambientales no son lo único que dificulta el avance del pequeño empresario nacional.

“Para mí los trámites son absolutamente tediosos, porque viene una traba y luego otra”, aseguró Chacón. “Es demasiado, tanto que cualquiera dice “mejor no constituyo una empresa”, y se va. Instituir la sociedad, eso es facilísimo, eso es pan de cada día. Pero ya empezar a obtener los permisos de funcionamiento, es otra cosa. No son centralizados, hay que estar brincando entre instituciones estatales. Yo, siendo abogada, que me podría ahorrar muchos trámites, lo pensaría antes de empezar una pequeña empresa.”

En cuanto al tema ambiental, a pesar de estar de acuerdo con la importancia de proteger los recursos naturales, Chacón sabe de casos en los que el mismo gobierno pone trabas cuando ni siquiera crea las condiciones adecuadas para un buen desempeño ambiental.

“Yo tengo un cliente que tiene camiones de tanques sépticos. Vinieron y le pidieron que aportara una certificación de dónde iba él a dejar esos desechos. Él no tenía un lugar específico, porque el que existía lo cerraron, que era en la Kimberly Clark, y le dijeron que tenían que buscarse una planta de tratamiento de aguas negras.”

“Pero la ley dice claramente que el Estado tiene que tener la planta. El Estado no la tiene, ¿cómo le van a quitar el negocio a mi cliente? Yo vine e hice una apelación y ganamos. Me duele, porque estoy dañando al ambiente con lo que estoy diciendo. Pero él necesita trabajo, y el Estado no pone la planta, que es quien debe proveerla. Eso es lo que pasa en este país, ellos piden y piden pero se les olvida que ellos también están obligados a un montón de cosas.”, concluyó la abogada.

¿Cambiará esta realidad?

Según Julio Rojas de la Digepyme, el MEIC está llevando a cabo una política de gestión estratégica para el período 2010-2014, la cual contempla una serie de metas para el fomento del emprendedurismo, el apoyo a la pyme y la reducción y simplificación de trámites para el establecimiento de empresas.

En la presentación de esta política de gestión estratégica, el MEIC reconoce el número exagerado de trámites y plazos, e indica cuáles podrían hacerse de manera conjunta. Sin embargo, a pesar de proponer ideas interesantes, como la digitalización de los trámites del Ministerio de Salud y de las municipalidades, no precisa en cuánto tiempo se pretenden implementar estas medidas.

Por ahora, lo único cierto es que empezar un negocio en Costa Rica es toda una odisea. Si bien es cierto que el Estado no puede regalar las cosas, hay muchos puntos en los que una reestructuración de políticas ayudaría a fortalecer y fomentar el desarrollo de pequeñas y medianas empresas, generando, así, nuevas fuentes de empleo, disminuyendo la pobreza, aumentando el dinamismo económico y acercando el país al desarrollo.

Excusas hay muchas, pero los datos muestran que países como Islandia y Suiza han logrado equilibrar la protección del medio ambiente con una asombrosa capacidad para que sus ciudadanos trasladen sus iniciativas empresariales a la realidad. Mientras la burocracia mantenga a Costa Rica atada, viendo proyectos, como el del hipotético Juan López, paralizados, el camino hacia delante será muy limitado.

Costa Rica está en el puesto 125 de 183 en facilidad de hacer negocios


Sobre esta noticia

Autor:
Diego Pérez Damasco (1 noticias)
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Tipo:
Reportaje
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