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Cada una de las películas de Malgorzata Szumowska es un misterioso y apasionante viaje que se adentra en las neuras más ocultas de nuestra sociedad. Con un hilo conductor que se repite en su filmografía y que da título a su última obra, el cuerpo.Sin duda alguna, la más lograda de su intensa carrera (mejor directora de la Berlinale 2016, ahí es nada). Si en Ellas el cuerpo se entregaba al comercio sexual, en Amarás al prójimo, se buscaba la aceptación de los demás, y en Cuerpo, la aceptación personal. Al final, como siempre, cuerpo somos y con él tenemos que vivir.
En dos años desde el estreno de Amarás al prójimo, las promesas que se adivinaban en la escritura y la puesta en escena de esta cineasta se confirman en Cuerpo (esos inspirados planos en picado que sólo Dios pues disfrutar). Una insolente maestría, una milimetrada dirección de actores y el tono perfecto para un tema que provocaría fugas masivas de realizadores. La principal virtud de Malgorzata Szumowska siempre ha sido la valiente y directa toma de riesgo en sus guiones y en sus imágenes. Un verdadero placer para cinéfilos inquietos.
La cineasta comienza fuerte su película. Un parabrisas que chirría, un médico forense, de vuelta de todo, que llega al lugar de un suicidio, un ahorcado bien tieso y fallecido al menos hace 6 horas y la gran sorpresa en el minuto siguiente que descoloca al espectador. ¿Walking Dead? ¿Cine negro? ¿Crónica familiar? El inicio de una película más espectacular e intrigante de la temporada.
En un país mayoritariamente católico, un tema tan sensible como los muertos, la comunicación con el más allá o la resurrección (no estaría mal que empecemos a comunicarnos con el más aquí, para empezar) era un terreno pantanoso en el que cualquier no saldría intacto. La exactitud de tono que adopta Malgorzata Szumowska es tan equilibrada como interesante. Una distancia perfecta de focalización en un guión que no deja de deparar sorpresas.
Y con un añadido de lujo, la maravillosa actriz polaca, Maja Ostaszewska, inmensa, espectacular y perfecta. Una interprete que, aunque creas que no conoces, ya la has visto en películas como La lista de Schindler (1993), El pianista (2002), o en las obras de un genio del teatro actual, Krzysztof Warlikowski, Angeles en América o (A)pollonia. Si ya lo conoces, saldrás corriendo al cine más cercano para verla; en caso contrario, sigue a los que van deprisa al cine a verte este inmenso Cuerpo.