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Sostener que el sexo de una persona lo determina un apéndice o su falta es una aberración ética, biológica y hasta cultural y religiosa
A efectos dialécticos y si medicamente fuera posible, el transplante del cerebro de un hombre al cuerpo de una mujer y viceversa, según HAZTE OIR, determinaría el absurdo de que el hombre transplantado, que se siente hombre, pasaría a ser mujer porque tendría vulva y la mujer transplantada, que se siente mujer, pasaría a ser hombre por tener pene.
En el universo reduccionista de HAZTE OIR, el apéndice o su ausencia -la vulva- determina el sexo del ser humano y por ende, de cualquier ser orgánico. Ello equivale a sostener que los transexuales lo son por elección o conveniencia cuando, está probado por la comunidad cientifica -sexologos, urologos, biologos, etc.- que lo que determina el sexo de la persona está en el cerebro y los signos externos, pene, bulba, pechos, vello, voz, rasgos, etc. solo son atributos ligados al sexo morfológico, el sexo con el que se nace.
Por el mismo prejuicio reduccionista, ¿los hombres que sufren la extirpación del organo genital y las mujeres los pechos, también perderían su sexo?
Sin embargo, no es menos cierto que, cambiar de sexo para adaptar el mismo al dictado de nuestro cerebro, -reasignación de género- es opcional o de libre elección por el sujeto. Dicho de otro modo, los hay que se resignan o conforman a vivir con el sexo morfológico con el que han nacido soportando de por vida las negativas consecuencias psicologicas que ello conlleva antes que arrostrar los no pocos inconvenientes, tambien psicológicos pero sobre todo medico-quirúrgicos y sociales, que el cambio lleva aparejados. En otros casos, se es simplemente transgénero y aunque te identifiques con el sexo o género contrario al biológico no necesitas del llamado cambio de sexo.
El individu@ transexual, pese a quien le pese y conculque los dictados de la religión que sea -todas lo condenan- lejos de ser un transgresor y no digamos ya un pecador, es una víctima. Ha nacido en un cuerpo que no se corresponde con el sexo que íntimamente siente. Todas sus inclinaciones, sus gustos y preferencias -juegos, ropa, accesorios, perfumes, deportes, aficiones y, por encima de todo, atracción sexual- son propias y características del sexo contrario al suyo, morfologicamente hablando.
La campaña de HAZTE OIR es un dislate y una aberración
Y no se confunda con el homosexual -gay o lesbiana- o bisexual que, a diferencia del transexual, o no repudia su sexo, limitando su peculiaridad a la atracción sexual por los individuos de su mismo sexo y poco más o puede sentir atracción por cualquier persona al margen de su sexo. El transexual no necesariamente siente atracción por sus iguales del mismo sexo, no necesariamente se siente homosexual porque su cerebro le dicta que su sexo es el otro y por tanto su atracción sexual en muchos casos lo será por el sexo contrario por más que a ojos de los demás pueda confundirse con el homosexual. Es una cuestión más de género y por tanto perfectamente un transexual, en el aspecto sexual, podrá ser homosexual -gay o lesbiana- y bisexual.
La campaña de HAZTE OIR es un dislate y una aberración desde cualquier punto de vista comparable a la de épocas pretéritas ya superadas en las que el homosexual y los transexuales eran poco menos que trastornados psíquicos, enfermos, desviados o poseídos. Lástima que sus promotores no tengan un hijo o pariente cercano con ese problema pues a no dudar que su visión y posicionamiento sería otro.
Es por eso que el lema a defender sería que, "los niños deben de tener pene -aún naciendo sin él- y las niñas vulva" lo que equivale a visibilizar que la sociedad y la administración deben de atender en todo lo necesario a los transexuales para que puedan comducir su problema facilitando los medios y tratamientos más idoneos para paliar el mismo.
AscoHastaLaNaúsea