¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Ordos escriba una noticia?
La educación siempre ha estado en manos de la clase dominante y la clase dominante en occidente, siempre ha estado condicionada por las creencias religiosas, esas que siempre llevan el pecado a sus espaldas y el látigo de la ignorancia en la mano
Por eso en los libros de texto e incluso en los libros de muchos escritores, no hemos conocido buena parte de la historia, esa que ha sido censurada y autocensurada por la moral juedocristiana, puritana y meapilas.
Una de esas partes de la historia que nos ha sido censurada, silenciada, ocultada y a veces manipulada es la historia de los Simposios en la Grecia antigua, a los cuales me he referido en varios de mis artículos en Globedia, como “Simposio sobre viticultura” y “Homofobia, xenofobia y el Orgullo Gay”.
Los Simposios o sobremesas, eran la segunda parte de la cena o comida, a las que acudían gentes de muy diversas sensibilidades de la sociedad de la época, tal como queda reflejado en el Banquete de Platón, y en algún que otro libro de crónicas de la época.
El Simposio servía también de rito iniciático para muchas actividades sociales, culturales y era el equivalente a una boda de hoy día, en tanto que era la forma de celebrar la unión entre los erastés y los erómenos, parejas homosexuales.
En “Homofobia, xenofobia y el Orgullo Gay” ya hice referencia al Batallón Sagrado de Tebas, como una de las primeras citas serias sobre la homosexualidad en Grecia referida a los soldados, pero en la “sociedad civil” de entonces ya estaba “normalizada” la homosexualidad en la figura de los llamados Erastés y erómenos.
Los erómenos, eran educados para ser guerreros y se les adiestraba en el uso de las armas y el arte de la guerra.
Hemos de entender que esta relación efebo-adulto era una relación iniciática que conducía a la perfección por el matrimonio y en la cual el adulto formaba al joven para su madurez, ya que en la práctica de la vida real los griegos eran bisexuales por regla general.
De las costumbres de las primeras civilizaciones, hemos de entender que la libertad sexual era algo asumido con entera normalidad desde tiempos inmemoriales, tal como señalamos en el citado artículo al referirnos a Gilgamesh y su Epopeya, en la que se plasma de forma clara este proceso iniciático en la figura de Enkidu y en su relación con el rey Gilgamesh.
Y es precisamente en Gilgamesh, donde descubrimos el valor de la iniciación, cuando los dioses encomiendan a la sacerdotisa de Ishtar la “transformación” de Enkidu de bestia en humano, yaciendo con él durante siete días y siete noches, para convertir al hombre-buey en un ser capaz de convivir con los humanos.
No vamos a entrar en los pormenores, pero si conviene dejar claro que existen textos escritos desde la antigua Acadia hasta nuestros días, en los que podemos constatar muy diversos procesos iniciáticos a la vida sexual de los seres humanos.
Incesto y homosexualidad, vienen de antiguo, tan antiguo como la misma humanidad
Pero sí conviene señalar que en el caso de los homosexuales, curiosamente las primeras citas literarias apuntan a su calidad de guerreros, de hombres adiestrados para acometer la defensa de sus conciudadanos.
En la más antigua de estas referencias está la de Enkidu, el cual ha de servir para evitar la vida descontrolada del rey Gilgames, del que se quejó el pueblo ante los dioses, por no respetar a mujer alguna y yacer con solteras y casadas, vírgenes y viudas, en la narración insulta, ofende e incluso agrede a la diosa Ishtar.
De lo cual cabe deducir que es de esta referencia de la que nace la costumbre griega de “apaciguar” a los hombres adultos con la virilidad de los jóvenes, tal como recomendaron los dioses de la Acadia.
Y la referencia no es baladí, ya que esos mismos griegos, copiaron de los acadios, la figura de las rameras del templo de Ihstar (Inanna), adaptándolas al templo de Venus, entre otras muchas referenciadas en la obra de Gilgamesh.
Y curiosamente van a ser los griegos que dominaron Egipto después de Alejandro Magno, con su dinastía Ptolomaica, los que van a sentar el precedente del incesto como forma de conservar la “pureza” de la casta dominante, al casarse entre hermanos, hasta la famosa Cleopatra, con la que termina la dinastía.
Y también resulta curioso que vaya a ser precisamente Ptolomeo II Filadelfo, el que vaya a promover la redacción de la primera Biblia conocida como Septuaginta en la cual no aparecían más que los cinco primeros libros atribuidos a Moisés y que no son otra cosa que una mezcla entre Gilgamesh y la cultura babilónica, especialmente aquella en la que desaparecen las diosas como elemento principal y aparece un único dios hombre como centro de la creación del universo, que es padre, hijo y espíritu santo.
Una extraña trilogía que sigue siendo polémica, por todas sus implicaciones y explicaciones, que ha sido causa de cismas y divorcio de iglesias desde el nacimiento mismo del cristianismo.
Y más curioso resulta que la natividad de Jesús, esté basada en una de las historias de Ishtar (Semiramis), según la cual su hijo Tazmun era la reencarnación de su esposo Nimrod, el cual nació el 25 de Diciembre, tras quedar embarazada por los rayos del sol.
La verdad es que lo de los rayos del sol…suena más poético que lo de la paloma.
@ordosgonzalo
gonzalo alvarez-lago garcia-teixeiro