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El Premio Canarias de Literatura se ha transformado en una tómbola de oportunidades, un pedestal para el olvido. Como en los programas basura de la TV los que se creen merecedores -a veces vestidos con la piel de la mediocridad- han de hacer campaña puerta a puerta suplicando nominaciones, cuantas más mejor, para impresionar al jurado. Ya se están moviendo l@s candidat@s, mandan cartas, piden adhesiones hasta en las asociaciones de vecinos, los casinos, los hogares de la Tercera Edad.
A un tipo como Jorge Rodríguez Padrón, crítico literario, ensayista y poeta, no le darán el premio sencillamente porque no hace campaña. Muchos se quedaron en el camino sencillamente por lo mismo. Tal vez lo importante de los premios sea merecerlos, aunque jamás hagas campaña. Lo dijo Rafael Arozarena antes de morir: "El Premio Canarias de Literatura se ha transformado en una feria indigna."