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El hambre ha sido desde siempre, la razón de cambios sociales, progresos técnicos, revoluciones y contrarrevoluciones
Aventis
USA y Rusia, mirando hacia el nuevo continente, cuál Colón.
Un informe de la FAO, publicado recientemente para ser recopilado por periodistas, escritores y filósofos, nos muestra el impacto de la lucha y violencia armada en la vida y los medios de subsistencias de millones de hombres, mujeres y niños atrapados en un conflicto en el Cono Sur por el oro requerido por Rusia, petróleo por EE.UU e Israel quiere La Patagonia de Argentina, pero, en territorio Mapuche colindante con la frontera chilena porque necesita un desplazamiento de sus colonos y originarios por las turbulencias que han de venir en Tierra Santa y, necesitan preservarse a futuro. Muchos líderes y dirigentes políticos a nivel mundial han obviado e ignorado por el populismo que estamos ante una hambruna generalizada por el cambio climático y la terquedad del hombre de no trabajar en el campo agrícola o industrial por los bonos de compensación dados por el Estado y los famosos cupones de compra de alimentos gratis en los grandes malls de los Estados Unidos de Norteamérica.
. Este nuevo texto detalla que 63.500 personas se enfrentaban a la hambruna a finales de 2018. Claro, en un muestro en la población de Yemen, atacada fuertemente por Arabia Saudita. que detrás de estas estadísticas aparentemente frías hay personas reales, que padecen tasas de hambre y la delegada de los Derechos Humanos en la ONU, Michelle Bachelet no reacciona ante la verdad del mundo occidental.
Esperar a declarar la hambruna para actuar es una estrategia equivocada, ya hay personas que han empezado a morir por la falta de alimentos. Ya se vio en Somalia que esperar, era un error. Después la situación se vuelve irreversible, en Somalia murieron 2.000 personas, en mi caso, resido en Valencia, Venezuela y para ir por comida debo desplazarme hasta 20 kilómetros a pie, algunas veces tomo el transporte a mitad de viaje, jamás voy en un vago del metro. En estos días, lo asumí y fui hasta la estación, en el vagón donde ascendí había diez adultos que fueron mis alumnos, robando carteras y el dinero a los ancianos, bajo la complacencia de la gendarmería y personal interno. Algunas veces, comparto con mis vecinos algún producto.
Ese es nuestro drama social, ante un presidente que solo piensa en amenazar a los presidentes de otras naciones. Cuesta pensar en un saco de arroz como un elemento mortífero. O en bidones de agua como granadas esperando ser activadas. La guerra, sin embargo, tiene mucho que ver con la comida. O, mejor dicho, con la falta de ella. El hambre es causa y consecuencia de enfrentamientos y, en suma, provoca una inseparable espiral de desnutrición y violencia.
El número de hambrientos, crece en mi país, los niños no comen lo suficiente. Y entre ellas, seis de cada 10 están en países afectados por conflictos. De los 155 millones de niños y niñas desnutridos, 122 millones sufren los impactos de la guerra.
El orden habitual del círculo vicioso comienza por el estallido de la violencia, que provoca el desplazamiento de la población. Después llega la destrucción de cosechas y de mercados u otras vías de comunicación. Hasta que miles de personas quedan aisladas de la comida. Se calcula, además, que una guerra reduce el Producto Interior Bruto (PIB) de una comunidad hasta un 17% cada año. Así ha ocurrido en Siria, Sudán del Sur y otros conflictos vigentes.
El número de hambrientos, crece en mi país, los niños no comen lo suficiente
"Hay que tener cuidado. De los 489 millones de hambrientos que viven en países en conflicto, no todos sufren directamente los efectos de los enfrentamientos", apunta Kosta Stamulis, director general adjunto de la FAO. Muchos sienten indirectamente el impacto que la violencia tiene sobre la economía, las infraestructuras o la estabilidad de sus países.
Entonces, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Constituyente de Venezuela y del primer partido socialista, Psuv, nos llama a una guerra de guerrilla y no le suministra alimentos a este supuesto ejército y, un presidente desfocado de una realidad y que desoyó las instrucciones dadas por su antecesor, Hugo Rafael Chávez Frías, Es verdaderamente, una mitología, me recuerda a Espartaco que conformo su propio ejército, pensando que iba a liberar a Roma, ya cerca de Sicilia, treinta kilómetros, y no escapó a Los Alpes, cayendo inmolado al desoír su propia conciencia.
Frenar uno de los eslabones de este bucle impediría que se repita incesantemente la misma historia. Ambos son presidentes ilegales, uno por los procedimientos del Consejo Nacional Electoral como lo de tarjetones invertidos, voto asistido y apagados del mesón electoral. Y el otro, nadie puede autoproclamarse, es necesario que testigos estén frente al acto y un libro para firmar el acta con los asistentes y un texto religioso.
El hambre ha sido desde siempre, la razón de cambios sociales, progresos técnicos, revoluciones y contrarrevoluciones. Nada ha influido más en la historia de la humanidad. Ninguna enfermedad, ninguna guerra ha matado a tanta gente.
Más de 815 millones de personas. Unas 17 veces la población de España. Casi tantos como los habitantes de la Unión Europea y Estados Unidos juntos. Toda esa gente se va a dormir cada día sin haber comido las calorías mínimas para su actividad diaria. Pero lo abultado de la cifra, calculada por Naciones Unidas y publicada, no es una novedad: el número de hambrientos oficiales lleva entre los novecientos-y-pico y los setecientos-y-muchosdesde comienzos de este siglo. La noticia es que, por primera vez desde 2003, el hambre repunta.
Pero, el asunto es que Bachelet silencia y apresura el paso a una intervención en Venezuela, mientras Adolfo Pérez Esquivel, mi profesor de verano en la Universidad de Carabobo, contratado por la Facultad de Derecho para dictar clases en La Oficina Latinoamericana de Investigaciones Jurídicas quiere el premio Nobel de La Paz para Lula, pues le digo que este premio se sirvenguenzo y todos en Latinoamérica saben el papel de la izquierda con Odebrecht. Y él, estimulo para esas grandes contrataciones con vicios. Pero, sin duda, esta constructora era una de las pocas que podían fomentar grandes obras.
Esperar a declarar la hambruna para actuar es una estrategia equivocada,