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El marianismo nunca puso los remedios adecuados a un mal que afectaba a todo su partido. Antes bien, con el empeño de evitar sus manifestaciones escandalosas, impuso drásticamente el silencio que favorecía la impunidad; hoy lo ha pagado
Hasta hoy el Partido Popular ha destruido siempre cualquier alternativa para sustituir su gobierno por otro de progreso. Sin embargo, tal voluntad de aguantar en el poder pese a lo insostenible de la situación ha ido cargando de motivos considerables para su desalojo al resto de la cámara. Tras la sentencia del caso Gürtel (punto de inflexión en el acervo social), todos los partidos con representación en el congreso, menos aquellos cuyo interés es particular y no general, han unido sus fuerzas para decir basta a un Presidente inoperante ante los desmanes de saqueo que su partido ha venido estableciendo como práctica habitual de conducta común a lo largo de los años. Partidos como Ciudadanos que camuflado políticamente en un discurso constitucionalista y de unidad de España, con un inmovilismo inerte, descarado e infame ha sostenido deliberadamente el parasitarismo intensivo de aquellos a los que decía quería controlar y regenerar. Más con la mirada puesta en unas elecciones anticipadas en su mejor momento electoral según las encuestas, adoptando así una posición clara de interés propio en un momento histórico en plena crisis del sistema caduco y moribundo impuesto por el gobierno popular de Mariano Rajoy.
Así las cosas, las circunstancias en las que se va a encontrar Pedro Sánchez hacen que tenga que dialogar con muchas fuerzas y con mano izquierda. Porque le guste o no al PSOE, ahora está ligado a una suerte de negociaciones y de política de Estado, junto a sectores progresistas, en una difícil tarea de responsabilidad y restablecimiento del modelo de Estado del Bienestar. Tendrá que sanear las Instituciones. Tendrá que abrir vías de diálogo con Cataluña. Tendrá que gobernar con unos presupuestos que no son los suyos y tendrá que sacar el máximo rendimiento de ellos, aplicando partidas destinadas a problemas sociales mediante Real Decreto Ley como caso extraordinario y de extrema urgencia ante una sociedad muy castigada por la precariedad.
Sus intenciones, según su discurso son buenas, ahora hay que esperar que se materialicen. España está necesitada de un pacto político entre la izquierda nacional y las izquierdas autonomistas. Un pacto por la plurinacionalidad de nuestro país. Que no es dividirlo, si no engrandecerlo con la suma tan abundante y rica de culturas que nos constituye como nación.
Hoy se ha dado un paso más que de gigante, un paso histórico en nuestra cultura política
En gran parte, el resultado del éxito de esta moción de censura que hoy se ha materializado, quedará determinado en el futuro inmediato, si la formulación de las cuestiones básicas y prioritarias, como el avance en políticas sociales y los temas de organización territorial son tratados con ánimo de hallar soluciones verdaderas.
Hoy se ha dado un paso más que de gigante, un paso histórico en nuestra cultura política; socialistas, progresistas como Podemos, catalanistas, vascos y en general los sectores que representan a la clase popular en todas sus dimensiones y regionalidades de España defienden unas ideas en común: el diálogo, la regeneración institucional, la democracia y la libertad. Fórmulas nada placenteras para las derechas españolas (PP y Cs) que las encuentran execrables para sus intereses económicos o para sus ahnelos políticos.
Hoy gran parte de la ciudadanía española tenemos más ilusión y las clases más desfavorecidas algo más de esperanza.
Soberbios y resentidos algunos se autodefinen como víctimas de un acto impropio y nada democrático. Es su postura más cómoda, es seguir negando la evidencia. Pues no hay mayor acto de democracia que lo acontecido en estas últimas horas. Sólo por la democracia podemos decir que hay un cambio de rumbo en la forma de hacer política a partir de hoy. Luego ante las urnas que cada español manifieste su opinión con su voto. Así se refleja la libertad, el pluralismo y la tolerancia de un pueblo.